Aerosoles

Decíme,
quién te dió el color,
la flor y las banderas,
los ángeles que se esconden
del mundo en tu cartera,
las mañanas de vientre contra vientre,
corazón a corazón
y el mundo entero en vos y en mí,
en pie de guerra
y los aerosoles color cielo
color paz y color flores
con los que pintás
de primavera mi pared?
Decíme,
quién me hizo amarte
así, si ya sé que no me espera
el último bondi que me pierdo,
el que me lleva por tus piernas,
el bondi que me lleva por tu barrio
hasta tu casa, hasta tu puerta,
ése, el que me lleva de ida y vuelta
hasta donde acaba el mundo
y de regreso hasta mis mierdas
y las cosas que no amo
y que están y sin embargo
no conozco y ya no sé?

Decíme,
si sabés que ya no tengo
más que mil tambores
sacudiendo mi cabeza:
cuándo te venís y me pintás
de color paz esto que soy,
esto que fue?

Viva Fantasía!

Cuando yo era nene, y digo nene nene de 8 años, llegó un vinilo a mi casa de un dúo de dos muchachos que tocaban canciones simples, pero que te llegaban desde un lugar que yo desconocía.
Con el correr de los años me dí cuenta de que ese lugar era la dulzura, y como para ese tiempo mi viejo ya se había deshecho de todos sus vinilos, yo me metí en la disquería de Lalo Garay (nuestro disquero amigo de confianza) para ver si volvía a encontrar esa tapa entre los discos que Lalín tenía en los estantes.
Y estaba. Estaba la tapa, estaban los colores del arco iris, estaban los dos muchachos; estaban las zapatillas «Flecha» y estaba el título del disco que hasta el día de hoy es uno de los soundtracks preferidos de mi vida: «El futuro es nuestro»
Si me preguntaran cuál es la canción que más me gusta de ese disco, yo tendría que ponerme a explicar por qué me gustan todas y cada una de ellas. Y si me preguntaran qué es lo que tiene ese disco que no tenga cualquier otro, la respuesta serían cuatro palabras: Dulzura, sinceridad, ingenuidad, frescura.
Haría también un racconto de todas las tardes de mi vida que pasé escuchándolo, y me acordaría del día en que (ya pasado el vinilo a cinta de bruto TDK) mi hijo me preguntó quiénes eran esos señores que cantaban tan bien…y se adueñó del cassettito.
El Dúo Fantasía no fue (no es) para mí un dúo más.
Ya de grande me puse a mirar qué era lo que había de ellos en internet y me asombré leyendo, por ejemplo en  Rock.com.ar cosas como que eran un » Dúo de folk que nació apadrinado por León Gieco y que se conviertió en «acaso el único número de rock nacional que jamás fue reprobado en escenario alguno» (O.Marzullo / P.Muñoz, pág 77)…», y me pasó de encontrar el sitio web de uno de ellos, el de Gabriel Maccioco , dejar un mensaje, y recibir asombrado una respuesta de una persona humilde, sin divismos y como si eso fuera poco, con un excelente sentido del humor. Y que además sacó un disco hace un par de años: «Para estar en Paz»

Gabriel, Luis, si por casualidad llegaran a leer esto: VIVA FANTASíA!