Take Five – Dave Brubeck (en vivo).mp3 – SoundCloud

versión de Take Five, de Dave Burbeck en la explanada del Ministerio Público Fiscal – 22 de julio de 2022 – Sergio Alignani, in memoriam.

Ernesto Ortiz – Teclados
Noelia Luque – Saxofón
Ricardo «El Duke» Weiss – Percusión
Patricio «Pomelo» Chaves – Guitarra
Federico Chaves – Bajo desafinado

en #SoundCloud https://soundcloud.com/taquetepariocarajo/take-five-dave-brubeck-en-vivo?p=a&c=1&si=9c25ce74e4b54b8c9083e5b29f034dd7&utm_source=other&utm_medium=text&utm_campaign=social_sharing

Libertango – Astor Piazzolla (en vivo).mp3 – SoundCloud

versión en vivo del clásico de Astor Piazzolla. Con bajo desafinado. En la explanada del Ministerio Público Fiscal 22 de julio de 2022.

Teclados – Ernesto Ortiz
Saxofón – Noelia Luque
Percusión – Ricardo «El Duke» Weiss
Guitarra – Patricio Chaves
Bajo – Federico Chaves – en #SoundCloud https://soundcloud.com/taquetepariocarajo/libertango-astor-piazzolla-en?p=a&c=1&si=5de54815e5e546098338128c05242677&utm_source=other&utm_medium=text&utm_campaign=social_sharing

Waves (cover de Tom Jobim) – Pomelo y Taquetepariocarajo

Primera y única pista (inacabada también) de un proyecto con mi hijo menor, proyecto que él abandonó sabiamente para armar su primera banda de rock con amigos. Para oir en #Soundcloud .

https://soundcloud.app.goo.gl/c81mb

Tu Dios

(…no te parece?)

 

De algún modo,
Dios se las arregla siempre
para ubicar dentro de vos
ciertos infiernos.

De algún modo, Dios
se las ingenia,
y desata sobre todo lo que sos
las mil tormentas,
o las cosas tienden a pudrirse,
o lo que esperás no llega a tiempo.
Dios te dice que te ama
(y lo hace, de algún modo)
aunque
te prometa siempre
el sufrimiento.
Te ama,
aunque te vaya a hacer parir
la eterna angustia,
la desolación,
el fuego eterno.
Dice Dios que está mirando
si pecás.
Dice Dios que, vayas donde vayas
él está, como Eveready
y que las cosas malas que pensás,
todo lo malo que deseás,
podés tenerlo
(claro que después,
no sé si te lo han dicho,
es otro precio).

Dios está en el cielo y en la tierra
en la cama y en el suelo,
tu vigilia la controla Dios,
y Dios controla hasta tus sueños.
Y cuando estás en cama
con mil de fiebre,
sin fuerzas, casi muerto,
es Dios,
que te da lo que te merecés
por ser tremendo hijo de puta,
un mal ejemplo.
Y cuando vas al baño
y sentís tu tracto intestinal
como a un montón de agujeros,
un montón de mierda, que se incendia
fuego contra fuego
¡Es Dios!
que te avisa,
que te pasa la factura,
que te pide alguna clase
de arrepentimiento.

A la mierda tu Dios, el que castiga!
A la mierda, sobre todo, sus infiernos!
A la mierda sus trompetas y sus ángeles
y esos rayos que salen de sus pedos!

Harrisongs

(Gracias George, por la ‘hippiesong’ de siempre…!
Gracias de nuevo, por haber compuesto «My Sweet Lord»…!)

Y quién te dijo a vos
que yo andaba caminando entre la mugre
y que de a ratitos me iba al baño
a empolvarme la nariz con los recuerdos,
los demonios que no quiero recordar
y las cosas que hace tiempo me dolían
en el pecho
pero que hoy ya no están más
porque yo ya no las quiero?
Y quién te dijo a vos
que si yo tuviera un chumbo entre las manos
no haría nada más
que regar mis sesos en tu living,
porque la desesperación ya me ganó
con treinta y tres de mano;
que soy amigo de mi sombra
porque nadie se ha acercado hasta mi puerta
a preguntarme cómo estoy,
cómo he dormido por la noche
o cómo ando?
Y quién fue el pelotudo
que te hizo creer que ya no soy
ni siquiera la mitad de lo que fui
porque anduve perdido en esas cosas
que brotan de a puchitos de mi alma,
que ya no puedo ni siquiera controlar
porque ya no vivo en paz,
porque ya no tengo calma?
Y quién te dijo a vos que yo estoy preso
de la música, el cariño y las palabras?

Mirá.

Mirá cómo yo puedo
pasarme una semana sin mirar
más allá de lo que veo.
Mirá cómo yo puedo
centrarme en el país
de los números,
la guita
y en el dar ciertos favores
a cambio de favores;
mirá cómo yo puedo ser un tipo
casi casi tan gris como sos vos
un ratito nada más
y después cambiar el suelo por el cielo,
zapatos por el pasto
que me gusta pisar si estoy descalzo,
y este sol que ya no ves,
y que me dice, al fin de cuentas
que no puedo ser nadie más que yo,
y que sí,
que vos tenés razón,
que pude andar perdido,
y que pude palpar con mis narices
los recuerdos más mugrientos
pero que hoy,
con media sonrisa de costado,
con la risa chueca que yo tengo,
con el cuerpo, la cabeza
y con las manos
puedo abrazar,
sentir
y dar calor, amor
a quien lo busque,
a quien le falte,
a quien lo ande precisando…

Apenas

-Hubiera sido mejor -dijo el zorro- que vinieras a la misma hora. Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, desde las tres yo empezaría a ser dichoso. Cuanto más avance la hora, más feliz me sentiré. A las cuatro me sentiré agitado e inquieto, descubriré así lo que vale la felicidad. Pero si tú vienes a cualquier hora, nunca sabré cuándo preparar mi corazón… Los ritos son necesarios!
(Antoine de Saint-Exupéry)

Querés que yo te cuente
el secreto mejor que me guardé
todo este tiempo?
Querés saber de qué estoy hecho,
quién soy yo,
y cómo es que funciona mi cabeza,
cuando subo al techo,
y me quedo un día entero
ocupado en mirar sin ver el cielo?
Querés que yo te diga
la verdad, y que te cuente
de mis noches sin dormir,
de las lágrimas que dí
(y que no me devolvieron);
querés que te nombre,
una a una a las personas
que alguna vez me hirieron?
Querés que yo te diga,
que te cuente de mi alma,
y saber si soy feliz así, teniendo todo
y a la vez teniendo nada;
querés acompañarme cuando salgo
y me voy a cualquier sitio a ver las luces,
a mirar la madrugada?
Querés que yo te cuente
acerca de las veces que morí
y de cómo regresé de entre los muertos?
Querés saber acerca de las cosas
que alguna vez yo puse en mí
y cómo es que me evadí
en un tirabuzón, y conocí
tu alma, la de todos
y el inicio de las cosas
y de todo lo que hay
dentro de vos,
en tu universo?

Querés que yo te cuente
acerca de las veces que morí
y de cómo regresé de entre los muertos?
Querés que yo te cuente
el secreto mejor que me guardé
todo este tiempo?
Es así:
Apenas te conozco
y sin embargo ya te espero!

Monitos!

Ahí vienen los titíes,
los desorganizados,
improvisando cada formación,
saltando; monitos al ataque,
destruyendo todo aquello
que sus torpes manitos alcanzan a tocar,
las caras cubiertas de odio
y el odio detrás de esos pañuelos
que luego alguien se ocupará
de teñir de blanco más que blanco,
para que puedan finalmente
salir por la t.v.
con sus quince minutitos
de fama bien ganados
a decirle a todo el mundo
que es la lucha final de los monitos,
la lucha desigual, la lucha eterna
de aquellos que no tienen
más que tiempo que perder o que ganar.
Me recuerdan
a ciertos dinosaurios, los titíes;
a ciertos hombrecitos enfundados
en ciertos trajes verdes
con galones y galochas,
ciertos dinosaurios de color
que también metían miedo
allá por el setentaiséis.
No difieren, hoy por hoy estos monitos
de los otros monitos que combaten
(los azules)
y tampoco de los verdes dinosaurios
que ya no quiero nombrar más.
Los titíes,
los nuevos soldaditos,
arrancando de cuajo las plantitas,
incendiando los árboles, las almas,
comiéndose las lajas, los ladrillos de tirar
y altas en el cielo las banderas,
las águilas guerreras
que no se hacen las cancheras
y que no sé si son de nadie, son de todos
o banderas de alguien más.
Los titíes
con el miedo inmenso que generan
logran a veces su objetivo
(que no digo que sea bueno
o que sea malo, al fin y al cabo
yo no estoy para juzgar:
Si sólo son titíes!!),
y se dan abrazos sindicales,
y gritan por la patria liberada;
se convierten ahí nomás
nuevamente en una tribu,
y el más macho entre los machos
es el que manda en la manada
o a lo mejor no manda un soto
o a lo mejor es castigado
y después alguna prenda tendrá.
Ahí vienen los titíes,
los escucho,
desde acá se ven llegar.
Ya escuchás los bombos y las bombas?
Son titíes!
No pueden ni pensar!

nosotros dos

Afuera sigue el mundo con sus odios, sus amores, sus banderas.
Afuera, la gente en pie de guerra pregona el «amarás al prójimo» de siempre, empuñando una pistola, muriendo al matar, viviendo sin sentir.
Afuera los colores se dividen.
Afuera estallan los planetas; afuera chocan las estrellas y se funden entre sí.
Afuera Dios maneja las piezas a su antojo, y conoce de antemano las respuestas que nunca nos va a dar.
Afuera la oscuridad, la nada, el miedo
Afuera se rompe todo el universo, hoy.

Mientras tanto, nosotros dos acá, escondiéndonos de todo.